1
En el mismo año que se firma la declaración de independencia de la Nueva Granada de la Corona Española, 1819, la Sociedad Francesa para la Fabricación de Vehículos, PEUGEOT, inicia sus labores fabricando bicicletas, las bicicletas, las motocicletas y los automóviles que produce la PEUGEOT en la actualidad, son el resultado de una evolución científica y tecnológica constante, informada y ambiciosa, con un propósito muy sencillo: crear máquinas con un hermoso diseño y una ingeniería totalmente confiable. Podemos decirlo de otra manera: la empresa PEUGEOT-CITROEN (la empresa se amplió) se ha movido desde su origen con un lúcido y permanente propósito de perfección. Un automóvil, una motocicleta o una bicicleta con la marca PEUGEOT, llevan al usuario con seguridad integral a buen destino. La altísima calidad de sus máquinas, hace de la delicada operación de transporte de seres humanos por vía terrestre, un asunto seguro, muchas veces divertido y no pocas veces inspirador. Las personas que conducen un vehículo PEUGEOT, van en compañía de un colaborador muy confiable, que responde a las indicaciones de aceleración, freno, cambio y dirección con una precisión admirable. Un último modelo PEUGEOT-CITROEN, vendrá siempre con aspectos mejorados, funciones perfeccionadas y novedades ingeniosas, y todo jugando a favor del factor más importante del proceso de fabricación de esos espléndidos aparatos: el usuario.2
Las leyes que desde 1819 se han dictado en Colombia, y hablamos de leyes como sistema integral, no han tenido la misma confiable evolución tecnológica. De hecho, sustancialmente, no han tenido evolución alguna, y esto por una razón elemental: las leyes escritas a favor de los ciudadanos desde la fecha hasta el día de hoy, por su naturaleza, no garantizan nada, precisamente porque no pasan de ser leyes ESCRITAS, con la misma fuerza para influir en la realidad que los buenos deseos escritos en una tarjeta navideña. Una ley sólo es real cuando se cumple. Lo demás es algodón de azúcar. Y en tal sentido, las leyes fundamentales de Colombia tienen vocación ficticia. Ya lo decía una lúcida y encantadora profesora de derecho constitucional: Si nos atenemos a lo que está escrito en la Constitución, ese documento, de deslumbrantes luces retóricas, más que una Constitución, parece un árbol de navidad, armado y adornado con las más bellas palabras que a cualquier ser humano civilizado le encantaría oír: HAY REGALOS PARA TODOS, sin distinción de clase, de sexo, etnia, credo religioso o equipo de fútbol favorito. Desde el colombiano más encumbrado hasta el colombiano más gamín, según lo escrito en la Constitución, tendríamos garantía técnica para ser felices, y la cosa debería funcionar así: TODOS LOS COLOMBIANOS que nos enfermemos, seremos atendidos en el marco de los protocolos de salud más exigentes, tales como la prioridad absoluta, cuidados intensivos dentro y fuera de la unidad, mimos tranquilizadores e infraestructura total, sin importar el tipo de enfermedad al que se enfrente el paciente (desde la cortada de un dedo hasta un trasplante de cerebro cuyo donante podría ser una tía), así de sencillo. El trabajo, por otro lado, bajo ningún pretexto, es algo que nos pueda robar horas de sueño a los colombianos, ya que la Constitución nos garantiza la libertad de escoger aquel que mejor se adapte a nuestra personalidad, a las altísimas expectativas salariales y aficiones inexploradas para los años de jubilación. La educación ha dejado de ser ese problema mezquino y humillante de ir solicitando cupo en la primaria, la secundaria y mucho menos en la universidad, donde los jóvenes tienen como única preocupación, hacer una elección acertada del proyecto investigativo mejor acoplado a sus preferencias, curiosidad intelectual y sentido práctico de las cosas. En fin, lo único que le falta a la Constitución, es garantizarnos a todos los colombianos un noviazgo dulce y apacible, como preámbulo a un matrimonio largo, estable y feliz, cuyos gastos de la LUNA DE MIEL corran a cargo del Presidente de la República. Entonces, ¿cuál es el problema?3
El problema es que escribir las leyes no es ningún problema, como lo acabamos de ver. El problema es aplicarlas. Por más lúcida y bellamente que hayan sido concebidas y escritas, si hay ineptitud o mala fe por parte de los encargados de hacerlas efectivas (y de paso llenarnos de alegría a nosotros los ciudadanos), como por acción de un soplo mágico y perverso se esfuman, dejan de existir.4
Hay un antiguo proverbio que dice que el papel lo aguanta todo, y se puede aplicar a la ley escrita. ¿Cuál es el verdadero problema a resolver para que una ley escrita se convierta en una ley real? Ese problema se llama REGLAMENTACIÓN, y el hecho de que en nuestra sociedad se considere un problema, quiere decir que, en nuestra sociedad, algo relacionado con la ley anda muy mal, y como sociedad nos está aniquilando. Y si algo anda mal, es porque en el proceso de reglamentación, el proceso de echar a andar la ley, hay mucho, pero mucho dinero, y mucho de los encargados de ese proceso (hay personas incorruptibles y ejemplares que por fortuna no participan), tienen una mente degradada y una codicia desbocada y entonces se lo quieren apropiar, y se lo apropian. Pero resulta que ese dinero nos pertenece, nos pertenece. A nosotros, todos los colombianos, grandes y chiquitos, todos. El despojo por parte de estos seres fracasados es tan grande, que, de no existir, Colombia tendría un nivel de vida tan alto como el de Japón o Suecia. El saqueo de nuestro dinero es tan aterrador y los daños que produce tan espeluznantes, que parece increíble que tantos y tantos colombianos no hayamos perdido un ápice de la fe en nuestro país. No hay exageración alguna cuando se dice que Colombia, la nuestra, es uno de los países más ricos del mundo y entre muchos otros factores, por afortunadísimos y esenciales: su fabulosa riqueza natural, y su fascinante riqueza cultural, que deja completamente anonadados a los extranjeros cultos e incultos cuando nos visitan. Ni Japón, ni Suecia, ni Holanda alcanzan a tener tal combinación de riquezas. Y sin embargo, de manera absurda, bandadas de jóvenes colombianos, para citar sólo un ejemplo, se matan por robar o no dejarse robar un celular, y eso es algo que nos abruma a los colombianos, nos enerva, pero que ni siquiera roza a los fascinerosos que están en el origen de una degradación tan vergonzosa, entre muchas otras degradaciones impuestas por una realidad insensatamente desarticulada, y desarticulada por ellos. Y de ninguna manera estamos diciendo que se nos tenga que hacer o entregar todo. Es que esos sujetos no nos pueden permitir hacer nada, porque el caos es el único elemento en el que pueden prosperar, pues una sociedad próspera y justa, dentro de un orden amplio y flexible, es su perdición total, el fin de su miserable reino, porque esos sujetos reinan en demasiadas estancias y funciones del Estado.
7 Comments
Al plantear problemas de “siempre” durante los últimos 100 años pensé q era mas de lo mismo; pero al ver el Simil con la la empresa automotriz da una grandiosa reflexión. la dirección de este gobierno siempre ha estado influenciada por abogados religiosos y militares que solo ven por los de ellos. faltan que lleguen profesionales que se apasionen, luego del comedero de mierda darle dirección a este país, bueno si los dejan
Una de las fallas de los sistemas democráticos, como el Colombiano, es que parten de premisas falsas. El modelo de democracia actual solo funciona, mas o menos, para sociedades bien educadas. En las primaveras Árabes derrocaron a varios dictadores eternizados asumiendo que una democracia funcionaría mejor. La realidad es que los elegidos en democracia, en algunos casos, resultaron ser radicales musulmanes que pretendían devolver los estados a la edad media. Un error muy común de los estados occidentales es creer que remplazar un dictador sanguinario mejora la situación de derechos humanos en estos países, suele ocurrir lo contrario. Exactamente eso ha pasado en Colombia. El modelo democrático, el modelo de división de poderes de Montesquieu, es necesario pero no suficiente para los países latinoamericanos. La constitución y las leyes de un país no representan la voluntad de la gente (afortunadamente), pero tampoco representan las mejores leyes para la sociedad. ¿como estructurar la constitución de una nación, para optimizar el bienestar de la mayoría?. Naturalmente no tengo puta idea, pero se debe tener en cuenta las siguientes premisas: La democracia siempre se puede manipular con plata y educar a la población es el único camino cierto.
Hola Primo Rojas, que gusto saber de ti, te conocí hace mas de 20 años en Bogotá cuando estudiaba allá, me gusta tu estilo de hacer arte y los cuentos de aquella época, me gustaría saber en qué andas ahora. Tengo algunas propuestas para trabajarlas en conjunto que te pueden interesar por favor si me puedes regalar tu contacto te agradecería
Hola Franco te responde el equipo técnico de Primo Rojas. Puedes ponerte en contacto con el a través del correo info@primorojas,com
Estimadisimo, Primo. Su escrito me recuerda la vivencia personal que algunos llegamos a percibir al encontrarnos en un espacio laboral profundamente desorganizado. Ante el jefe de turno, falsos líderes quieren darse a conocer exponiendo ‘ideas innovadoras’ y nuevos sistemas para optimizar gestiones, éstos son los mismos que rompen con todas las normas previamente establecidas cuando nadie los ve y son expertos en el arte de maquillar y ofrecer falsas cifras. La cultura de la mediocridad, hace que este panorama se extrapole a cualquier contexto. Como usted menciona en la política se lanzan como falsos profetas con ‘grandioelocuentes’ ideas como si no se tratase de derechos fundamentales. Nos llenamos de decretos, proyectos de ley, papelería… lo cierto es que el gobierno de una nación no puede estar a cargo de alguien que previamente no haya logrado el imperio sobre sí mismo, del dominio de sus vicios y constante cultivo de la virtud y clara actitud de servicio. Finalmente en palabras de Einstein, hay que simplificar lo más posible, pero no más que eso, y ser el mejor en seguir esos pasos. Creo que si iniciaremos con la consigna ‘no hagas al otro lo que no quisieras que te hagan a ti’ o ‘ama al prójimo como a sí mismo’ ya tendríamos otra sociedad, sin tanto adorno y más practicidad.
Querido Primo,
Qué bueno que este manifiesto tuyo, llegue a miles de colombianos, sobre todo a la gente joven, como tú dices a los que están en turno para el porvenir, para que tengan herramientas y aprendan a moverse en esta compleja realidad colombiana.
Hola Primo. Me llamo Susana Alvarez, soy bogotana también, me gradué en Ciencias Políticas y Administración y luego continue con gerencia financiera, la plata no es lo que más me gusta, pero ayuda. Trabaje mucho y luego fuí a aprender idiomas y muchas otras cosas fuera de Colombia. Viví en Turquía, fuí profesora de Español en Colegios. Estos días te he visto por la pantallita de mi celular. Me gustaría proponerte matrimonio. Es que me encantas!
Estoy un poco lejos, pero concertemos una cita en un futuro para el casamiento. ¿Te parece?, Solo a dos afortunados les he propuesto matrimonio en la vida, a mi hermano Javier, cuando tenía cinco años y a ti. Entonces te mando un gran beso, muchas gracias por existir. I love you again and again